Los Ángeles es la «fábrica de sueños», donde los grandes estudios, las enormes mansiones y los egos aún mayores campan a sus anchas. Es el tipo de lugar en el que, te guste o no, puede que te topes con tu famoso favorito… a menos que ese famoso sea Ana de Armas.
La protagonista de la última apuesta de alto riesgo de Hollywood, Del mundo de John Wick: Ballerina (junto a Keanu Reeves), destaca no sólo por su talento, carisma y belleza, sino por ser una de las estrellas más brillantes de la industria que han decidido alejarse del brillo y el glamour de la vida de la jet-set.
Nacida en Cuba, se trasladó a Madrid a los 18 años para perseguir su sueño de convertirse en actriz. Consiguió un temprano éxito con El Internado en 2008 y, siete años después, se abrió camino hasta Hollywood, empezando de cero, de nuevo con éxito, pero siempre con algunas dudas sobre la vida en la Ciudad de los Ángeles.
Esas dudas acabaron por alejarla definitivamente de Los Ángeles, algo sobre lo que se sinceró en 2024 durante el Festival Internacional de Cine de Toronto: «Creo que hoy en día todos queremos alejarnos de la locura del mundo. He encontrado un hogar en el que realmente me siento fuera de la red. Puedo recogerme y llevar allí sólo a quien quiero. Allí tengo mi pequeño capullo».
Según varios informes, la actriz de 36 años vive ahora en una casa de 7 millones de dólares con seis dormitorios, ocho cuartos de baño y vistas panorámicas de montañas, bosques y praderas.