Muchas personas sueñan con vivir para siempre, descubrir el secreto de la eterna juventud y ser testigos de la lenta danza del tiempo ante nuestros ojos. Un árbol lo ha conseguido, resistiendo durante siglos al viento implacable, al calor abrasador, a la lluvia torrencial y a todo lo que la naturaleza ha podido lanzarle, y sobreviviendo en silencio a miles de generaciones humanas.
Te presentamos a Matusalén, el árbol vivo más viejo de la Tierra, con una edad estimada de 4.850 años. Aunque la cifra por sí sola es asombrosa, para comprender realmente su edad hay que tener en cuenta que Matusalén ya estaba firmemente arraigado en la tierra mucho antes de que la humanidad construyera algunas de sus maravillas más emblemáticas, como la Gran Muralla China y las Pirámides de Giza.
Según Conservation International, este «padre de todos los árboles», el Pinus longaeva, crece a una altura de entre 3.000 y 3.000 metros en el bosque de Matusalén, enclavado en el bosque de pinos de Bristlecone. El Parque Nacional está a unas cuatro o cinco horas en coche de Los Ángeles.
Estos resistentes árboles se aferran a las cumbres más altas de California, Nevada y Utah. El secreto de su increíble longevidad reside en su capacidad para soportar un entorno duro e implacable, temperaturas gélidas, suelos pobres en nutrientes y vientos de montaña constantes y poderosos .
El Matusalén y árboles similares crecen en capas muy finas y frágiles de piedra caliza, que es el único tipo de «suelo» en lugares tan altos. Sus ramas retorcidas y anudadas son moldeadas por el fuerte viento de la montaña y les ayudan a mantenerse fuertes durante las tormentas sin romperse.
Lo que es igual de cautivador que la edad de Matusalén es su forma, una escultura viva tallada por milenios de duras condiciones.
Aunque verlo de cerca sería sobrecogedor, su ubicación exacta sigue siendo un secreto bien guardado para proteger esta antigua maravilla. Por ahora, sólo podemos admirar su belleza intemporal a través de fotografías y relatos, maravillándonos ante una pieza viva de la historia que vigila en silencio el paso del tiempo.