
Mientras Los Ángeles se enfrenta a las consecuencias de unos devastadores incendios forestales, han surgido dudas sobre la preparación de la ciudad para albergar los Juegos Olímpicos de verano de 2028.
Los incendios han desplazado a miles de personas y destruido infraestructuras vitales. Se ha intensificado el debate sobre si Los Ángeles puede hacer frente a las exigencias logísticas y financieras de un acontecimiento mundial de estas características.
Los incendios forestales agravan la preocupación por las Olimpiadas
Los incendios forestales han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras de Los Ángeles. Las respuestas de emergencia, la disponibilidad de agua y los problemas de calidad del aire ya han puesto a prueba los recursos locales. Los críticos sostienen que estos problemas podrían agravarse con la afluencia de visitantes y atletas internacionales durante los Juegos Olímpicos.
Sedes olímpicas como el Memorial Coliseum de Los Ángeles y el SoFi Stadium siguen intactas. Pero las zonas cercanas a Pacific Palisades, incluido el Riviera Country Club (que acogerá pruebas de golf), se han visto gravemente afectadas. Además, los esfuerzos de reconstrucción llevarán años, lo que deja a los organizadores con una incertidumbre persistente.
Una ciudad al límite de su capacidad
Los Ángeles no es ajena a la organización de eventos a gran escala, con la Copa Mundial de la FIFA 2026 y la Super Bowl 2027 también en el horizonte.
Sin embargo, equilibrar estas responsabilidades al tiempo que se aborda la recuperación del incendio forestal ha planteado dudas sobre la capacidad financiera y logística de la ciudad.
El coste de la reconstrucción tras los incendios forestales se calcula en miles de millones. Además, los excesos presupuestarios adicionales para los Juegos Olímpicos podrían poner a prueba los ya escasos recursos de California.
Aunque la financiación privada cubrirá gran parte del presupuesto de 7.000 millones de dólares de los Juegos, los contribuyentes podrían tener que hacer frente a importantes cargas si los planes fracasan.
Lecciones del pasado
La historia demuestra que las ciudades que se recuperan de catástrofes pueden albergar grandes acontecimientos, así que hay esperanza.
Londres acogió los Juegos Olímpicos de 1948 sólo cuatro años después de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, y Ciudad de México organizó con éxito el Mundial de 1986 tras un devastador terremoto. Sus defensores creen que Los Ángeles, con su riqueza de sedes y su experiencia, puede seguir el ejemplo.
A sólo tres años de los Juegos Olímpicos, crece la preocupación por los riesgos medioambientales, la escasez de recursos y la posibilidad de que futuros incendios forestales perturben la planificación.
Aunque los organizadores siguen siendo optimistas sobre la capacidad de Los Ángeles para organizar unas Olimpiadas de éxito, los incendios forestales han puesto de manifiesto los retos que plantea la organización de un acontecimiento de esta magnitud. Además, mientras la ciudad se reconstruye, se enfrenta a una carrera contrarreloj para demostrar que puede satisfacer las expectativas del mundo.